Decía Wall Witman que "Las cosas no cambian, solo cambia nuestra manera de verlas".
En este sentido, el marasmo de opiniones contradictorias que es hoy el Partido Popular es fiel reflejo de ello. Lo que antes valía, ahora no vale, no que antes funcionaba, ahora no basta para obtener una mayoría que le permita gobernar.
El lidel popular Mariano Rajoy, como buen gallego, está jugando sus cartas dejando que los demás se descarten. sigue con la mano inicial mientras los demás, poco a poco, las van dejando sobre la mesa, algunas muy a la vista.
Si es consciente, es una estrategia arriesgada pero que puede darle al Sr. Rajoy el control de un partido de centro-derecha mientras que los que dejan las cartas juegan en otra mesa Leppenizada.
Pero si no le sale bien, tendrá 4 años de auténtico martirio por aquellos que, aun sin tener el valor de presentarse, seguirán presionando a su presidente para que dimita.
Los cambios siempre son duros y suponen un punto de riesgo y vértigo.
Mahatma Gandhi dijo un día que "Aquellas personas que no están dispuestas a pequeñas reformas, no estarán nunca en las filas de los hombres que apuestan a cambios trascendentales". El problema es que esas pequeñas reformas no se hicieron en el Partido Popular y ahora el edicidio se derrumba ante la necesidad de cambios estructurales para los que no tienen ni estructura ni "personal cualificado" que se enfrente a dicha obra.
