sábado, 12 de abril de 2008

La antorcha olímpica China se enciende con petroleo


Estamos viendo estos días las abundantes manifestaciones en distintos países de Europa y América contra la política china en materia de derechos humanos y su trato al pueblo del Tibet.
Y la protesta se materializa intentando apagar la antorcha olímpica, símbolo máximo del cambio de imagen que quiere dar en gobierno del países oriental en su cita de este verano.
Ante esta distorisión de la imagen del pueblo tibetano, no podemos por menos que exponer varias contradicciones y cinismos de los que hoy protestan.
1: El territorio que hoy ocupa el Tibet fue recuperado en el siglo XX, tras diversas contiendas con "invasores" como Rusia o Gran Bretaña (evidentemente que las condiciones de vida tanto de los tibetanos como del resto de chinos no son las mejores en lo social o en lo político; no lo defendemos).
2: La elección de China como lugar de celebración de las olimpiadas no fue hace dos días precisamente, pero curiosamente ahora llegan las contradicciones de los gobiernos y de sus dirigentes con el fin de "parece", quedar bien y como líderes democráticos.
3: El cinismo viene desde dos vertientes. Por un lado la comercial.
En este sentido, se critica la falta de democracia en China pero nadie se atreve ni quiere cerrar los lazos económicos con el gigante asiático. Como ejemplo, Zara ha abierto varias tiendas en ciudades importantes de China, curiosamente, el país más famoso por las copias e imitaciones de productos, especialmente textiles. ¿No es igual de deleznable y criticable el comunismo cubano que el chino? Parece ser que no, ya que a uno se le bloquea, poniendo muchas veces en riesgo la subsistencia y salud de los cubanos, mientras que con China todas las embajadas y oficias comerciales organizan constantes visitas de empresarios que quieren hacer "negocio" con los sectores pudientes del páis de la bandera roja.
La otra gran mentira o cinismo es no reconocer que el problema del Tibet está también en su intento de religionizar (si me permiten el vocablo) la sociedad civil, al estilo de la inquisición católica de la edad media. Todo el mundo critica la supremacía de la religión sobre la política y las decisiones de estado en los países musulmanes, haciendo que la religión sea la verdadera ley que rija la vida de los ciudadanos, pero nadie se para a criticar la presión que ejerce el poder eclesiástico sobre los habitantes de este pueblo al pie del Himalaya.
4: Informémonos antes de sacar conclusiones erróneas. Aunque el ejemplo no sea el mejor; ¿Se imaginan que en el 92 los europeos hubiesen tratado de apagar la antorcha olímpica para pedir la libertad del pueblo vasco, solicitada por el "ejército vasco de liberación", como tuvo a bien llamarle Aznar?
For favor, no se traguen todo lo que ven en la tele¡¡¡¡¡¡
¿Sus madres no les dijeron aquello de que veíamos mucho la Caja Tonta?